Hay cinco puntos fundamentales que hay que considerar cuando se trata de niños:
- No subestimar jamás qué puede hacer un niño: Los niños aprenden rápido. Por lo tanto, hay que asumir que el niño es siempre más móvil y diestro de lo que pensamos
- Reconocer cuál es la "edad apropiada" para cada niño: Las precauciones de seguridad en el hogar necesitan estar al nivel del ritmo de los niños que allí habitan. Es importante adelantarse a nuevas destrezas, como por ejemplo, bajarse de la cuna o abrir la puerta
- Crear un ambiente seguro: Eliminar los peligros que están físicamente a su alcance
- Supervisar cuidadosamente a los niños: La supervisión adecuada no tiene sustituto, independientemente de lo seguro que a priori sea el ambiente o la situación. Debemos saber dónde están y qué están haciendo los niños en todo momento
- Enseñar seguridad: El objetivo final es ayudar a los niños a aprender cómo cuidarse por ellos mismos. Si les explicamos gradualmente las precauciones que han de tener tanto en el hogar como fuera de él, asumirán como necesario un buen comportamiento